Desde hace muchos años se ha comprobado que el riesgo de cáncer de pulmón aumenta con la cantidad de cigarrillos que se fuman al día y el número de años que se ha fumado. También es vox populi que dejar de fumar a cualquier edad puede disminuir significativamente el riesgo de padecer este tipo de cáncer .
Sin embargo, hay dos grandes mitos de los que vale la pena hablar.
MITO 1
El cáncer de pulmón solo se presenta en personas que fuman. Lo cierto es que hay otros factores de riesgo determinados por agentes ambientales, así como por la genética de las personas o por sus condiciones de vida.
MITO 2
Todas las personas que fuman desarrollan cáncer de pulmón. Lo cierto es que no es así, de acuerdo con un estudio reciente dirigido por científicos de la Escuela de Medicina Albert Einstein ubicada en Estados Unidos.
El desarrollo, en 2017, de un método mejorado para secuenciar los genomas completos de células individuales llamado SCMDA (Amplificación del desplazamiento múltiple de una sola célula) ha permitido reducir los errores de secuenciación en el estudio de la Escuela de Medicina Albert Einstein.
La investigación sugiere que algunos fumadores pueden tener mecanismos sólidos que los protegen del cáncer de pulmón mediante mutaciones limitantes.
Estos datos tienen alta relevancia ya que, sin contar el impacto de la COVID-19, en 2020 el cáncer de pulmón se situó como la cuarta causa de muerte a nivel mundial para ambos sexos, y la primera en el género masculino. De hecho, el cáncer de pulmón provoca más muertes que el cáncer de páncreas, el colorrectal y el de mama juntos . Otros datos indican que el cáncer de pulmón es la primera causa de muerte por cáncer en el mundo .
Hace pocos años se dieron a conocer en Reino Unido los resultados del Proyecto Biobank, llevado a cabo por científicos del Consejo de Investigación Médica británico.
Compararon la información médica y genética de los fumadores y los no fumadores, así como de las personas con y sin EPOC y descubrieron que hay secciones de nuestro ADN que reducen el riesgo de desarrollar EPOC.
Quedó en evidencia que algunas personas tienen mutaciones genéticas favorables en el ADN que mejoran el funcionamiento pulmonar y mitigan el impacto fatal del tabaquismo.
Pero los investigadores concluyeron enfáticamente que:
NO FUMAR y evitar la exposición al humo ajeno es la mejor opción para mantener sanos los pulmones.
Un fumador siempre tendrá pulmones menos saludables que los que habría tenido si no fumara.
resulta indispensable educar a las generaciones más jóvenes para que eviten el consumo de cualquier tipo de tabaco, así como los ambientes en los que se respira el humo de segunda mano.
Si ya se es fumador, lo mejor será dejar de inmediato el consumo de cualquier tipo de tabaco.
Estas recomendaciones complementan el tratamiento indicado por el médico, no lo sustituyen. Es recomendable que quienes padecen esta patología consulten a su médico.
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